Si hay síntomas, hay diagnóstico (y tratamiento)
Si hay síntomas, hay diagnóstico (y tratamiento)
28/ago/2018
Si hay síntomas, hay diagnóstico (y tratamiento)
Hace pocos días celebramos el 108 aniversario de la muerte de Florence Nightingale. Esta conocida enfermera, entre otras cosas, enunció las áreas de los pacientes que las enfermeras debían cuidar y cómo hacerlo. Cosas como la alimentación, la respiración o la regulación de la temperatura corporal. La idea era ayudar al organismo del paciente a recuperar la salud perdida.
Ahora, imaginemos la empresa como un "ente" al que cuidar. Porque las empresas también "enferman", y a veces, les "duelen cosas" o experimentan ciertos síntomas que nos ponen sobre aviso de que algo no marcha bien. Hay, seguramente, patologías claramente identificables, y otras que podemos suponer simplemente marcando paralelismos entre el cuerpo humano y el cuerpo empresarial. Por ejemplo, si una empresa no es "alimentada" muere de inanición. Si uno de sus miembros o secciones no funciona correctamente, toda la empresa se ve, en mayor o menor medida, afectada. Y si lo que no responde es un "órgano vital", estaremos ante una emergencia que si no se resuelve adecuadamente, puede matarla.
Ya Marcos Urarte, Francisco Alcaide y Javier Fernández Aguado, en el año 2007, desarrollaron la idea de las Patologías Organizativas, y un modelo para detectarlas. Pero el síntoma principal, o al menos uno de los síntomas más evidentes de que algo no va bien, es la tristeza en sus trabajadores, la falta de motivación y el desánimo. Es probable que las empresas, como las personas, también pasen sus crisis de los 40, o se vean mal en algún momento de su historia, y necesiten reinventarse para retomar la alegría de estar vivo.
Según el Centro de Estudios Financieros (CEF), en una encuesta realizada en el 2012 entre más de 1000 empresas, las enfermedades laborales que envenenan o perjudican a las empresas y con ello impiden su total desarrollo son, por orden de mayor frecuencia:
- La mala comunicación interna
- La desmotivación de los empleados
- La mala organización del trabajo
- La incompetencia como líderes de los directivos
- La deficiente distribución de los trabajos
- La desconfianza de los jefes hacia los empleados
- El salario igual, sin tener en cuenta el rendimiento individual
- El conformismo o apoltronamiento de los empleados
- La imposibilidad de desarrollar una carrera profesional
- Los rumores
Seguramente no se nos escapa que para evitar estos males tendremos que tener presente muy de cerca el clima laboral de nuestra empresa, lo que puede evitar que simples síntomas se conviertan en enfermedades crónicas o mortales.
Observa tu empresa, ¿crees que está saludable o tiene algunos de estos achaques? ¿Quién cuida de ella, de su clima laboral? Imagina una acción que mejore la comunicación interna, desvelando algunos puntos de desorganización laboral. O una acción que uniera a directivos con técnicos, aumentando la confianza de unos en otros, que "levantara" de sus asientos a todos y les diera motivación y nuevos horizontes. Una terapia de choque o un tratamiento que se prolongue en el tiempo lo suficiente como para garantizar que nuestra empresa recupera su salud.
Quizás sea necesario que alguien te ayude a hacer un diagnóstico de lo que ocurre, que vea lo que, quizás desde dentro, no se está viendo, aunque inevitablemente se perciban ciertos "síntomas".
Puede no resultar cómodo confiar en personas que pueden ver lo que tú no ves, pero si quieres recuperar los días en los que tu empresa era feliz, y tanto el director como el último de los que trabajan allí, iban felices a trabajar un lunes, quizás este sea el momento de reconocer que algo no va bien, y busques ayuda para recuperar la salud perdida de tu empresa.
Porque las empresas también se merecen estar bien, felices y funcionando a pleno rendimiento toda su vida, ¿no crees?
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